Apreciada Familia, Amigos y Hermanos en Cristo:
A continuación le incluimos sin editar, el testimonio que nuestra siempre recordada Salima escribió de enero a diciembre del 2008.
En este testimonio ella narraba su relación con Dios y su lucha con el cáncer. Salima tituló estas memorias como “CRONICAS DE UN MILAGRO CADA DIA” ya que ciertamente Dios obraba un milagro cada día en su vida.
Adicionalmente, el 7 de Octubre del 2008 Salima con su puño y letra escribió la siguiente carta que transcribimos más abajo, justo antes de entrar al trasplante de células madres previendo que partiera para estar con Cristo.
Gracias a todos por sus oraciones y apoyo. Salima está ahora recibiendo el beneficio de la obra redentora que Cristo llevó a cabo a su favor en la cruz del calvario. El cáncer destruyo su cuerpo, pero no así su alma.
“Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen”. Ap. 14:13:
Con mucho amor, Manuel, Malisa, Francisco, Joan
Martes 7 de Octubre, 2008
Mi muy amada hija Malisa:
Hace casi 20 años atrás Dios tenía en Su soberano plan formarte ocultamente en lo más profundo de mi ser. Aun cuando no estaba en mis planes inmediatos, me maravillo de ver los propósitos de Dios sobre los nuestros. Fue así como un 5 de diciembre del 1988 llegaste a mis brazos trayendo una alegría inexplicable, pues estando yo feliz no paraba de llorar viendo ante mis ojos una obra hermosa completada y diseñada por Dios, para nuestro bien.
A continuación le incluimos sin editar, el testimonio que nuestra siempre recordada Salima escribió de enero a diciembre del 2008.
En este testimonio ella narraba su relación con Dios y su lucha con el cáncer. Salima tituló estas memorias como “CRONICAS DE UN MILAGRO CADA DIA” ya que ciertamente Dios obraba un milagro cada día en su vida.
Adicionalmente, el 7 de Octubre del 2008 Salima con su puño y letra escribió la siguiente carta que transcribimos más abajo, justo antes de entrar al trasplante de células madres previendo que partiera para estar con Cristo.
Gracias a todos por sus oraciones y apoyo. Salima está ahora recibiendo el beneficio de la obra redentora que Cristo llevó a cabo a su favor en la cruz del calvario. El cáncer destruyo su cuerpo, pero no así su alma.
“Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen”. Ap. 14:13:
Con mucho amor, Manuel, Malisa, Francisco, Joan
Martes 7 de Octubre, 2008
Mi muy amada hija Malisa:
Hace casi 20 años atrás Dios tenía en Su soberano plan formarte ocultamente en lo más profundo de mi ser. Aun cuando no estaba en mis planes inmediatos, me maravillo de ver los propósitos de Dios sobre los nuestros. Fue así como un 5 de diciembre del 1988 llegaste a mis brazos trayendo una alegría inexplicable, pues estando yo feliz no paraba de llorar viendo ante mis ojos una obra hermosa completada y diseñada por Dios, para nuestro bien.
Como toda joven, yo tenía muchos sueños de estudiar y progresar, pero la verdad es que ninguno me llenaba más que el verme realizada como madre.
Tú me regalaste los primeros momentos más hermosos de mi vida!!!
-Nuestros momentos más íntimos: cuando mis pechos te alimentaban.
-Mi mayor satisfacción: naciste idéntica a tu padre (y no has cambiado).
-Mi mayor felicidad: cuando juntas compartimos éxitos, fracasos, ilusiones, desilusiones, y aún más las oraciones por los anhelos de tu corazón.
En fin, he disfrutado mucho ser tu mejor amiga!!
Gracias a Dios Quien ha sido tu guardador, fuiste creciendo en sabiduría y gracia atravesando muchas barreras y obstáculos hasta llegar al conocimiento de Cristo a temprana edad. Aun te faltan muchos obstáculos por sobrepasar en el camino de tu deber. Te exhorto a que pases cada uno de ellos en el nombre del Señor con la certeza de que tendrás la gracia y sabiduría necesaria para alcanzar éxitos y aprender de aquellos en que te equivoques.
Lamento tanto el tiempo perdido que no dispuse antes para empezar a escribirte las tantas cosas que hay en mi corazón para ti; aún así estoy tranquila pues sé que estando o no a tu lado, Dios seguirá siendo tu norte y tu guía.
Nunca te apartes de El y ruégale que El nunca se aparte de ti. Ya verás como El concederá las peticiones de tu corazón en Su tiempo perfecto.
Hija mía, si supieras cuanto te amo, nunca me imaginé que Dios te prepararía para cuidar de mí con el amor y la honra que lo has hecho. Sólo El sabe cuanto anhelo poder cuidarte en los momentos donde más lo necesites, pero nunca olvides que no hay mejor cuidado que aquel que viene de las manos de nuestro Dios.
Amada hija; nunca tengas temor de lo desconocido para ti pero conocido por Dos, de lo que pareciera ser un futuro incierto, pero asegurado por Dios. Solo deja que Su agenda sea la tuya.
“… los jóvenes flaquean y se caen; pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como águilas, correrán y no se cansarán y no se fatigarán.” Isaías 40.
Hija mía: yo te amo y te amaré más allá de las fuerzas de mi corazón y hasta la eternidad.
Gracias por ser una hija tan especial. Que la bendición de Dios repare sobre ti todos los días de tu vida.
Con todo mi amor,
Tu madre.
Salima.
“CRONICAS DE UN MILAGRO CADA DIA”
Enero - Diciembre 2008
ABANDONANDO EL HOGAR
Tres meses mas tarde estábamos recién iniciando el año 2008 con nuestra propia agenda y planes familiares, sin darnos cuenta de que ya Dios tenía una agenda distinta para nosotros. A mediados de enero de ese mismo año empezamos a ver dicha agenda.
Hacía meses que padecía de cierta fatiga física que siempre la adjudicábamos al estrés y los afanes de este siglo, pero el dolor incesante y el insomnio de tres semanas consecutivas me llevó someterme a una serie de análisis médicos y sin imaginarnos ya para el 25 de enero tuve una cirugía menor para hacerme una biopsia.
Esperábamos ansiosos el resultado de la biopsia. Mientras, una quietud se apoderaba de mí tal como un clima estático espectando el desenlace de una feroz tormenta. La permanente compañía de nuestros pastores, hermanos en la fe y familiares hacía la espera mas llevadera, hasta que finalmente todos nos reunimos con nuestro doctor quien nos dio la noticia menos esperada – Linfoma, es decir un cáncer agresivo en su cuarta fase de desarrollo en el sistema linfático.
Esta noticia nos llevó de inmediato a rendirnos a la voluntad y misericordia de nuestro buen Dios y a iniciar una nueva batalla entre el espíritu y la carne, entre la fe y la razón. Teníamos que prepararnos rápidamente con la mejor de las armaduras para enfrentar esta inminente batalla así como reconocer las estrategias del enemigo y nuestros puntos de debilidad donde este nos atacaría. Era hora de poner en práctica lo aprendido por muchos años en la Palabra de Dios.
La turbación y la impotencia parecían apoderarse momentáneamente de nosotros, pero la oración incesante del pueblo de Dios no se hizo esperar y he aquí, el Espíritu Santo venía sobre nosotros como escudo, fortaleza y consuelo por medio de Su gracia en nuestras vidas. Cuestionamientos tales como: por qué, cuándo, cómo y la búsqueda de respuestas nos llevaron a postrarnos en humillación suplicando al Señor guía en vez de respuestas.
¿Por qué nos suceden cosas malas? ¿Por qué sufren los hijos de Dios? ¿Está Satanás detrás del sufrimiento?
Tarde o temprano las aflicciones y desalientos llegan a la vida de cada creyente, por lo que es necesario esforzarnos y enfocarnos en una perspectiva correcta de cómo enfrentar el dolor y sufrimiento mediante una visión Cristocentrica. Entonces y solo entonces descansaremos en la confianza de que los propósitos divinos de Dios para con los suyos son buenos aun cuando nuestra comprensión finita no nos permita ver mas allá de lo que nuestro Señor nos conceda ver. Esto a su vez nos llevará al gozo de encontrar la bendición dentro del mismo sufrimiento.
El sufrimiento no es un accidente en el mundo de nuestro Dios. El tiene el propósito de acercarnos mas a El en santidad y purificar nuestro carácter haciéndolo mas semejante al de Cristo. No es un propósito de Dios el hacernos daño pero si separar lo espiritual de lo carnal en nuestras vidas, esto se logra a través de las aflicciones
Romanos 5:3 dice: .....También nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia y la paciencia, prueba y la prueba, esperanza y la esperanzo no avergüenza porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
En ocasiones el sufrimiento puede ser la consecuencia triste de nuestras desobediencias, o puede que una aflicción sea la antesala para un futuro ministerio como lo fue en el caso de José, o como en el caso de Job que nos muestra que hay aflicciones que son solo para que la gloria de Dios sea manifiesta en su máximo esplendor, refutando las acusaciones de Satanás de que obedecemos a Dios para escapar de la pruebas y disfrutar de bendiciones materiales.
Sin lugar a dudas el enemigo de nuestras almas está detrás de cada sufrimiento, pero ciertamente Dios está por encima de él en control aun de sus obras mundanas y de nuestro propio pecado. Es verdad que Satanás nos pide para zarandearnos como a trigo pero mucho mas cierto es que Cristo mismo ha prometido orar al Padre por nosotros para que nuestra fe no falte… Que privilegio!!! Dios mismo nos dice que no nos dejará ser tentados mas allá de lo que podamos soportar y que junto con la tentación nos dará también la salida…. Que promesa!!!!
En nuestra aflicción hemos aprendido a ver y a vivir mediante las promesas de Dios manifiestas en Su palabra y en Sus hechos portentosos de cada día y no mediante explicaciones, pues el dolor físico tiene explicación, pero hallar sostén, consuelo y gozo aun en medio del dolor solo se puede lograr por medio de la fe. Aflicciones como estas que nos acercan aun a los senderos de la muerte, nos enseñan a salir de nuestros afanes y cotidianidades para ver también el dolor ajeno con los mismos ojos compasivos y misericordiosos que Dios nos ve desde la eternidad. Es entonces cuando hallamos propósito en el sufrimiento, considerándonos como canales llenos de comprensión y compasión por y para otros que están en nuestra misma situación o tal vez peor, en vez de vernos como lagos encerrados en nuestro propio egoísmo.
Hemos aprendido que la mente crece, pero es el corazón quien crece cuando nos damos a nosotros mismos aun si nos falta lo material para dar.
Las aflicciones del tiempo presente nos capacitan para conocer mas de cerca el amor y la misericordia de Dios manifiesta en sus hijos, pero mas aun para desear y disfrutar mas la gloria venidera que tendremos en Cristo Jesús, allí donde no habrá mas llanto ni mas dolor. La aflicción es la antesala de la mansión gloriosa de Dios. No tengamos temor a las aflicciones y sigamos corriendo la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, autor y consumador de todo bien.
UNA HISTORIA PARA CONTAR
Ejercitando nuestra fe y acordándonos de Abraham cuando Dios le ordenó salir de su tierra para llegar al lugar que El le iba a mostrar, nos preparamos para este viaje tan inesperado como viendo al invisible.
Contábamos con un seguro medico internacional, el cual habíamos decidido cancelar por limitaciones en nuestro presupuesto. Esta es una de las tantas misericordias de Dios para contar…, pues ya mi esposo y yo habíamos acordado cancelar dicho seguro pero no habíamos sacado el tiempo para notificar a las oficinas de dicha decisión. Resulta que ellos sin pedir nuestra autorización cargaron de manera automática a mi tarjeta de crédito la cuota de renovación de los siguientes seis meses. Estábamos molestos por esta falta de “cortesía” por parte del seguro y del banco. Aun así decidimos pagar la tarjeta y esperar el vencimiento de la cobertura (seis meses) para cancelarlo. Mientras, ajeno a nuestro entendimiento, Dios había decretado lo que para nosotros parecía un error para a la postre sernos de bendición mediante este seguro medico, enviándonos así a uno de los mejores hospitales en Estados Unidos y donde yo tendría mayor cobertura, la recomendación fue irnos para Houston de inmediato.
Fue así cuando el 29 de Enero del año 2008 llegamos a Houston. Sin darnos cuenta ya Dios había predeterminado que dos de sus hijos nos recogieran en el aeropuerto, hermanos que conocimos por primera vez y a quienes hemos llamado nuestros Ángeles en Houston – John y Nancy Allen, de la iglesia Grace Covenant en Conroad, Houston.
Estos hermanos estuvieron con nosotros todo el momento especialmente en el hospital, cuando recibíamos las noticias más desconsoladoras respecto al tipo de cáncer que me aquejaba. John era para mi esposo Manuel mas que un hermano un padre y Nancy era como la madre que necesitaba mi hija Malisa para ser consolada y animada en medio del dolor.
Luego de la cita tan esperada y a los dos días de haber terminado con los estudios preliminares Manuel y Malisa reciben una llamada del Dr. Samaniego, Oncólogo a cargo de mi caso. El habla con Malisa y le informa que ellos debían acelerar el proceso del tratamiento a seguir ya que mi salud se encontraba en condiciones muy delicadas. Esta llamada fue devastadora para mi esposo y mi hija, llevándolos apresuradamente a postrarse ante el trono de Dios rogando por la gracia oportuna.
El lunes 4 de febrero es una fecha que nunca olvidaremos!!! En este día Dios puso a prueba nuestra fe y mientras yo me aferraba en Job 5: 18 Porque El es Quien hace la herida, pero El la venda, El golpea, pero sus manos curan, Manuel y Malisa se aferraban al salmo 77: Durante el día que paso, la mano del Señor , de muchos males nos salvo. Pues hasta aquí nos ayudo y siempre proveerá….
Junto a Manuel y Malisa fui informada de que los médicos se reunieron para ver cual era el mejor paso a seguir ya que ellos entendían que yo no resistiría una quimioterapia con el nivel tan alto de glóbulos blancos en mi cuerpo. Finalmente decidieron someterme a un proceso muy delicado llamado “apheresis” donde mis glóbulos rojos eran separados de los glóbulos blancos hasta que estos llegaran a un nivel óptimo donde los médicos pudieran iniciar quimioterapias.
Me asistió un enfermero a quien Dios dotó de una gracia especial para tratarme con tanto amor, paciencia y dedicación, diciéndome al final que el solo estaba ayudando a reparar lo que una vez Dios hizo perfecto. Estas palabras fueron tan alentadoras para mí pues fue la primera vez que alguien en el hospital mencionaba a Dios, ya que en este país y por razones inclusive legales ellos se abstienen de mencionar sus creencias especialmente en el lugar de trabajo.
La gracia del Señor fue manifestada en que todo saliera como los médicos esperaban y ya estaba lista para iniciar mi tratamiento aun con mucha debilidad y dolor en el cuerpo por la inflamación de los linfomas. Sus misericordias son nuevas cada mañana y aun más cuando hay todo un pueblo de rodillas en mi país Republica Dominicana, extendiéndose a varias iglesias a lo largo de Estados Unidos el Caribe y hasta España. Mirad cuan bueno y cuan delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía, porque allí envía Jehová bendición y vida eterna.
En la mañana del seis de febrero me insertaron el catéter en la subclavia. Fue un procedimiento bastante difícil ya que no encontraban mis venas por la inflamación de los ganglios. Una vez mas puedo dar testimonio de que Dios estuvo agarrando mi mano mientras la enfermera oraba conmigo tomando mi otra mano. En este momento aprendí que a veces en la desesperación de una aflicción, aun sin darnos cuenta somos nosotros quienes queremos llevar a Dios de la mano para que nos otorgue nuestras peticiones pero la realidad es que somos nosotros los que debemos dejar que Su mano nos lleve como buen padre hasta donde El quiera para que Su propósito sea cumplido en nuestras vidas.
Finalmente estoy lista para iniciar las quimioterapias las cuales fueron predeterminadas con un mínimo de seis ciclos, es decir por un espacio de casi seis meses. Me internaron para el primer ciclo pues me encontraba muy débil. Fuimos testigos una vez más de las misericordias del Señor en guardarme en todo tiempo, guiando a los médicos para que estos vieran las debilidades y complicaciones que fueron apareciendo en medio de los tratamientos.
No puedo olvidar el amor con que mis hermanas de IBSJ vinieron a cuidarme desde Santo Domingo: Mi amada Sandra de Matos, no se le escapaba un momento para sacarme una sonrisa cuando muchas veces quería llorar; mi amada Minerva de Risk, quien me daba una perspectiva Cristocéntrica en cada detalle de los momentos que pasamos juntas; mi amada Trinidad de Padrón, cuya energía contagiaba a todos los que compartimos con ella, su amor y ternura son inolvidables; mi amada Elba de Reyes, a quien Dios mandó en un momento muy oportuno bendiciéndonos con sus dones de servicio.
Y que decir de nuestros hermanos dominicanos en Texas: Las familias Florentino, Escoto, los Cleavenger, y los Billings. Estos hermanos se turnaban desde que llegamos para acompañarme los domingos trayendo la palabra de Dios pues todavía yo no podía congregarme en ninguna iglesia. Recordamos con mucho cariño a Aranes y su esposo Noel, a Roselyn Sims y sus suegros y Dona Maritza Torres que tambien nos acompañaron en momentos difíciles. Aquí no termina la lista, pues desde Boston recibimos la visita de nuestro amado pastor José Alberto García y toda su familia, quienes estuvieron con nosotros dos días llenos de gran bendición. Mi amada iglesia IBSJ nos mandó al pastor Eduardo Saladin por dos ocasiones y en una de ellas en compañía de su esposa Patricia. Cuanto refrigerio fue el tenerles a todos ellos entre nosotros!!!
Igualmente la grata visita de mis amados hermanos José Manuel, Tony Padrón, Carlos Sanchez, junto a otras tantas de otros hermanos que si mencionamos cada una de ellas no terminaríamos, así como que las tantas llamadas de seguimiento por mis pastores en Santo Domingo, los hermanos, familiares y amigos, así como las incesantes oraciones de muchas iglesias, fueron el combustible que me animaba junto a mi esposo e hija para seguir adelante fortaleciendo nuestra fe y confiando en las oraciones del pueblo de Dios. El temor a la soledad en Houston fue desvanecido gracias al cuidado y amor de los hijos de Dios para con nosotros en todo momento.
Llegó el 15 de Febrero, fecha en que Malisa y yo tendríamos que separarnos de Manuel, pues el iría a Santo Domingo para ver nuestros otros dos niños Joan y Francisco de 7 y 12 años respectivamente y así determinar cuando y como seria la mejor forma de reunir la familia.
Ya nos habíamos mudado a un pequeño pero cómodo apartamento y aun con mucha debilidad en el cuerpo el espíritu se renovaba y aferraba cada vez más al Señor. Sentí una profunda necesidad de poner por escrito lo que mi corazón sentía por Dios y así lo hice:
A mi único creador, dueño, redentor y sustentador que por Su única misericordia me hizo suya:
Mi amado Dios, palabras no encuentro en mi finito vocabulario para decirte lo que siento y es por lo que me apropio de Tu bendita palabra con temor y temblor para alabarte en el espíritu junto a tu iglesia universal.
Como un torbellino me arrebataste de mi nido, me llevaste a otro redil donde igual me pastoreas junto a aguas de reposo, me enseñas a vivir cada día de Tu gracia y a sostenerme como viendo al invisible. No sea yo estorbo para que Tus propósitos sean cumplidos mas bien por amor a tu Hijo sostenme y purifícame junto a tu iglesia universal. Solo te pido que nunca me des la espalda ni a mi ni a ninguno de los tuyos porque ciertamente calamidad y tinieblas encontramos fuera de tu diestra y esto duele mas que la carne misma. Gózate en salvar y sanar a muchos amado Dios.
Tres meses mas tarde estábamos recién iniciando el año 2008 con nuestra propia agenda y planes familiares, sin darnos cuenta de que ya Dios tenía una agenda distinta para nosotros. A mediados de enero de ese mismo año empezamos a ver dicha agenda.
Hacía meses que padecía de cierta fatiga física que siempre la adjudicábamos al estrés y los afanes de este siglo, pero el dolor incesante y el insomnio de tres semanas consecutivas me llevó someterme a una serie de análisis médicos y sin imaginarnos ya para el 25 de enero tuve una cirugía menor para hacerme una biopsia.
Esperábamos ansiosos el resultado de la biopsia. Mientras, una quietud se apoderaba de mí tal como un clima estático espectando el desenlace de una feroz tormenta. La permanente compañía de nuestros pastores, hermanos en la fe y familiares hacía la espera mas llevadera, hasta que finalmente todos nos reunimos con nuestro doctor quien nos dio la noticia menos esperada – Linfoma, es decir un cáncer agresivo en su cuarta fase de desarrollo en el sistema linfático.
Esta noticia nos llevó de inmediato a rendirnos a la voluntad y misericordia de nuestro buen Dios y a iniciar una nueva batalla entre el espíritu y la carne, entre la fe y la razón. Teníamos que prepararnos rápidamente con la mejor de las armaduras para enfrentar esta inminente batalla así como reconocer las estrategias del enemigo y nuestros puntos de debilidad donde este nos atacaría. Era hora de poner en práctica lo aprendido por muchos años en la Palabra de Dios.
La turbación y la impotencia parecían apoderarse momentáneamente de nosotros, pero la oración incesante del pueblo de Dios no se hizo esperar y he aquí, el Espíritu Santo venía sobre nosotros como escudo, fortaleza y consuelo por medio de Su gracia en nuestras vidas. Cuestionamientos tales como: por qué, cuándo, cómo y la búsqueda de respuestas nos llevaron a postrarnos en humillación suplicando al Señor guía en vez de respuestas.
¿Por qué nos suceden cosas malas? ¿Por qué sufren los hijos de Dios? ¿Está Satanás detrás del sufrimiento?
Tarde o temprano las aflicciones y desalientos llegan a la vida de cada creyente, por lo que es necesario esforzarnos y enfocarnos en una perspectiva correcta de cómo enfrentar el dolor y sufrimiento mediante una visión Cristocentrica. Entonces y solo entonces descansaremos en la confianza de que los propósitos divinos de Dios para con los suyos son buenos aun cuando nuestra comprensión finita no nos permita ver mas allá de lo que nuestro Señor nos conceda ver. Esto a su vez nos llevará al gozo de encontrar la bendición dentro del mismo sufrimiento.
El sufrimiento no es un accidente en el mundo de nuestro Dios. El tiene el propósito de acercarnos mas a El en santidad y purificar nuestro carácter haciéndolo mas semejante al de Cristo. No es un propósito de Dios el hacernos daño pero si separar lo espiritual de lo carnal en nuestras vidas, esto se logra a través de las aflicciones
Romanos 5:3 dice: .....También nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia y la paciencia, prueba y la prueba, esperanza y la esperanzo no avergüenza porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
En ocasiones el sufrimiento puede ser la consecuencia triste de nuestras desobediencias, o puede que una aflicción sea la antesala para un futuro ministerio como lo fue en el caso de José, o como en el caso de Job que nos muestra que hay aflicciones que son solo para que la gloria de Dios sea manifiesta en su máximo esplendor, refutando las acusaciones de Satanás de que obedecemos a Dios para escapar de la pruebas y disfrutar de bendiciones materiales.
Sin lugar a dudas el enemigo de nuestras almas está detrás de cada sufrimiento, pero ciertamente Dios está por encima de él en control aun de sus obras mundanas y de nuestro propio pecado. Es verdad que Satanás nos pide para zarandearnos como a trigo pero mucho mas cierto es que Cristo mismo ha prometido orar al Padre por nosotros para que nuestra fe no falte… Que privilegio!!! Dios mismo nos dice que no nos dejará ser tentados mas allá de lo que podamos soportar y que junto con la tentación nos dará también la salida…. Que promesa!!!!
En nuestra aflicción hemos aprendido a ver y a vivir mediante las promesas de Dios manifiestas en Su palabra y en Sus hechos portentosos de cada día y no mediante explicaciones, pues el dolor físico tiene explicación, pero hallar sostén, consuelo y gozo aun en medio del dolor solo se puede lograr por medio de la fe. Aflicciones como estas que nos acercan aun a los senderos de la muerte, nos enseñan a salir de nuestros afanes y cotidianidades para ver también el dolor ajeno con los mismos ojos compasivos y misericordiosos que Dios nos ve desde la eternidad. Es entonces cuando hallamos propósito en el sufrimiento, considerándonos como canales llenos de comprensión y compasión por y para otros que están en nuestra misma situación o tal vez peor, en vez de vernos como lagos encerrados en nuestro propio egoísmo.
Hemos aprendido que la mente crece, pero es el corazón quien crece cuando nos damos a nosotros mismos aun si nos falta lo material para dar.
Las aflicciones del tiempo presente nos capacitan para conocer mas de cerca el amor y la misericordia de Dios manifiesta en sus hijos, pero mas aun para desear y disfrutar mas la gloria venidera que tendremos en Cristo Jesús, allí donde no habrá mas llanto ni mas dolor. La aflicción es la antesala de la mansión gloriosa de Dios. No tengamos temor a las aflicciones y sigamos corriendo la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, autor y consumador de todo bien.
UNA HISTORIA PARA CONTAR
Ejercitando nuestra fe y acordándonos de Abraham cuando Dios le ordenó salir de su tierra para llegar al lugar que El le iba a mostrar, nos preparamos para este viaje tan inesperado como viendo al invisible.
Contábamos con un seguro medico internacional, el cual habíamos decidido cancelar por limitaciones en nuestro presupuesto. Esta es una de las tantas misericordias de Dios para contar…, pues ya mi esposo y yo habíamos acordado cancelar dicho seguro pero no habíamos sacado el tiempo para notificar a las oficinas de dicha decisión. Resulta que ellos sin pedir nuestra autorización cargaron de manera automática a mi tarjeta de crédito la cuota de renovación de los siguientes seis meses. Estábamos molestos por esta falta de “cortesía” por parte del seguro y del banco. Aun así decidimos pagar la tarjeta y esperar el vencimiento de la cobertura (seis meses) para cancelarlo. Mientras, ajeno a nuestro entendimiento, Dios había decretado lo que para nosotros parecía un error para a la postre sernos de bendición mediante este seguro medico, enviándonos así a uno de los mejores hospitales en Estados Unidos y donde yo tendría mayor cobertura, la recomendación fue irnos para Houston de inmediato.
Fue así cuando el 29 de Enero del año 2008 llegamos a Houston. Sin darnos cuenta ya Dios había predeterminado que dos de sus hijos nos recogieran en el aeropuerto, hermanos que conocimos por primera vez y a quienes hemos llamado nuestros Ángeles en Houston – John y Nancy Allen, de la iglesia Grace Covenant en Conroad, Houston.
Estos hermanos estuvieron con nosotros todo el momento especialmente en el hospital, cuando recibíamos las noticias más desconsoladoras respecto al tipo de cáncer que me aquejaba. John era para mi esposo Manuel mas que un hermano un padre y Nancy era como la madre que necesitaba mi hija Malisa para ser consolada y animada en medio del dolor.
Luego de la cita tan esperada y a los dos días de haber terminado con los estudios preliminares Manuel y Malisa reciben una llamada del Dr. Samaniego, Oncólogo a cargo de mi caso. El habla con Malisa y le informa que ellos debían acelerar el proceso del tratamiento a seguir ya que mi salud se encontraba en condiciones muy delicadas. Esta llamada fue devastadora para mi esposo y mi hija, llevándolos apresuradamente a postrarse ante el trono de Dios rogando por la gracia oportuna.
El lunes 4 de febrero es una fecha que nunca olvidaremos!!! En este día Dios puso a prueba nuestra fe y mientras yo me aferraba en Job 5: 18 Porque El es Quien hace la herida, pero El la venda, El golpea, pero sus manos curan, Manuel y Malisa se aferraban al salmo 77: Durante el día que paso, la mano del Señor , de muchos males nos salvo. Pues hasta aquí nos ayudo y siempre proveerá….
Junto a Manuel y Malisa fui informada de que los médicos se reunieron para ver cual era el mejor paso a seguir ya que ellos entendían que yo no resistiría una quimioterapia con el nivel tan alto de glóbulos blancos en mi cuerpo. Finalmente decidieron someterme a un proceso muy delicado llamado “apheresis” donde mis glóbulos rojos eran separados de los glóbulos blancos hasta que estos llegaran a un nivel óptimo donde los médicos pudieran iniciar quimioterapias.
Me asistió un enfermero a quien Dios dotó de una gracia especial para tratarme con tanto amor, paciencia y dedicación, diciéndome al final que el solo estaba ayudando a reparar lo que una vez Dios hizo perfecto. Estas palabras fueron tan alentadoras para mí pues fue la primera vez que alguien en el hospital mencionaba a Dios, ya que en este país y por razones inclusive legales ellos se abstienen de mencionar sus creencias especialmente en el lugar de trabajo.
La gracia del Señor fue manifestada en que todo saliera como los médicos esperaban y ya estaba lista para iniciar mi tratamiento aun con mucha debilidad y dolor en el cuerpo por la inflamación de los linfomas. Sus misericordias son nuevas cada mañana y aun más cuando hay todo un pueblo de rodillas en mi país Republica Dominicana, extendiéndose a varias iglesias a lo largo de Estados Unidos el Caribe y hasta España. Mirad cuan bueno y cuan delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía, porque allí envía Jehová bendición y vida eterna.
En la mañana del seis de febrero me insertaron el catéter en la subclavia. Fue un procedimiento bastante difícil ya que no encontraban mis venas por la inflamación de los ganglios. Una vez mas puedo dar testimonio de que Dios estuvo agarrando mi mano mientras la enfermera oraba conmigo tomando mi otra mano. En este momento aprendí que a veces en la desesperación de una aflicción, aun sin darnos cuenta somos nosotros quienes queremos llevar a Dios de la mano para que nos otorgue nuestras peticiones pero la realidad es que somos nosotros los que debemos dejar que Su mano nos lleve como buen padre hasta donde El quiera para que Su propósito sea cumplido en nuestras vidas.
Finalmente estoy lista para iniciar las quimioterapias las cuales fueron predeterminadas con un mínimo de seis ciclos, es decir por un espacio de casi seis meses. Me internaron para el primer ciclo pues me encontraba muy débil. Fuimos testigos una vez más de las misericordias del Señor en guardarme en todo tiempo, guiando a los médicos para que estos vieran las debilidades y complicaciones que fueron apareciendo en medio de los tratamientos.
No puedo olvidar el amor con que mis hermanas de IBSJ vinieron a cuidarme desde Santo Domingo: Mi amada Sandra de Matos, no se le escapaba un momento para sacarme una sonrisa cuando muchas veces quería llorar; mi amada Minerva de Risk, quien me daba una perspectiva Cristocéntrica en cada detalle de los momentos que pasamos juntas; mi amada Trinidad de Padrón, cuya energía contagiaba a todos los que compartimos con ella, su amor y ternura son inolvidables; mi amada Elba de Reyes, a quien Dios mandó en un momento muy oportuno bendiciéndonos con sus dones de servicio.
Y que decir de nuestros hermanos dominicanos en Texas: Las familias Florentino, Escoto, los Cleavenger, y los Billings. Estos hermanos se turnaban desde que llegamos para acompañarme los domingos trayendo la palabra de Dios pues todavía yo no podía congregarme en ninguna iglesia. Recordamos con mucho cariño a Aranes y su esposo Noel, a Roselyn Sims y sus suegros y Dona Maritza Torres que tambien nos acompañaron en momentos difíciles. Aquí no termina la lista, pues desde Boston recibimos la visita de nuestro amado pastor José Alberto García y toda su familia, quienes estuvieron con nosotros dos días llenos de gran bendición. Mi amada iglesia IBSJ nos mandó al pastor Eduardo Saladin por dos ocasiones y en una de ellas en compañía de su esposa Patricia. Cuanto refrigerio fue el tenerles a todos ellos entre nosotros!!!
Igualmente la grata visita de mis amados hermanos José Manuel, Tony Padrón, Carlos Sanchez, junto a otras tantas de otros hermanos que si mencionamos cada una de ellas no terminaríamos, así como que las tantas llamadas de seguimiento por mis pastores en Santo Domingo, los hermanos, familiares y amigos, así como las incesantes oraciones de muchas iglesias, fueron el combustible que me animaba junto a mi esposo e hija para seguir adelante fortaleciendo nuestra fe y confiando en las oraciones del pueblo de Dios. El temor a la soledad en Houston fue desvanecido gracias al cuidado y amor de los hijos de Dios para con nosotros en todo momento.
Llegó el 15 de Febrero, fecha en que Malisa y yo tendríamos que separarnos de Manuel, pues el iría a Santo Domingo para ver nuestros otros dos niños Joan y Francisco de 7 y 12 años respectivamente y así determinar cuando y como seria la mejor forma de reunir la familia.
Ya nos habíamos mudado a un pequeño pero cómodo apartamento y aun con mucha debilidad en el cuerpo el espíritu se renovaba y aferraba cada vez más al Señor. Sentí una profunda necesidad de poner por escrito lo que mi corazón sentía por Dios y así lo hice:
A mi único creador, dueño, redentor y sustentador que por Su única misericordia me hizo suya:
Mi amado Dios, palabras no encuentro en mi finito vocabulario para decirte lo que siento y es por lo que me apropio de Tu bendita palabra con temor y temblor para alabarte en el espíritu junto a tu iglesia universal.
Como un torbellino me arrebataste de mi nido, me llevaste a otro redil donde igual me pastoreas junto a aguas de reposo, me enseñas a vivir cada día de Tu gracia y a sostenerme como viendo al invisible. No sea yo estorbo para que Tus propósitos sean cumplidos mas bien por amor a tu Hijo sostenme y purifícame junto a tu iglesia universal. Solo te pido que nunca me des la espalda ni a mi ni a ninguno de los tuyos porque ciertamente calamidad y tinieblas encontramos fuera de tu diestra y esto duele mas que la carne misma. Gózate en salvar y sanar a muchos amado Dios.
SALIMA CASTRO FREITES
Enero - Diciembre 2008